JAVIER MONZÓN D.

En el Raval las relaciones, fÍsicas y sobretodo visuales van cosiendo una tela de araña desde la planta baja hasta la vista cenital, pasando por lo más importante, la sección.
Nuestra intención fue llevar estas primeras intenciones hasta el punto de construir y solidificar esta telaraña.

El edificio va desarrollándose y componiéndose a través de lo no construido, una calle continua en forma de anillo que divide en dos.
Llegando desde las calles estrechas del Raval y tras atravesar el umbral del volumen más sólido, el edificio propone un gran espacio comunitario.
La entrega de las dos partes del edificio, la central y la perimetral, con el suelo conforman una planta baja libre, polivalente.